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sábado, 25 de febrero de 2012

Soledad Iparraguirre: Orgullo Nacional...


A diferencia de la mayoría de los participantes del Preolímpico de Delhi, Soledad Iparraguirre tiene asegurado un lugar en los Juegos de Londres.

Esta árbitro de la FIH tiene también una buena chance de figurar entre las elegidas para dirigir las finales de la competencia femenina olímpica. Si esta argentina de 40 años finalmente llegue a la ciudad inglesa, será la tercera vez que participe en un Juego Olímpico luego de haber estado en Atenas y Beijing, en lo que ella misma denomina "el partido más grande del hockey de damas". Como si fuera poco, "Solly" (sic), como suelen llamarla sus amigos y colegas, ha participado de tres Copas del Mundo, cinco Champions Trophy y dos Copas del Mundo Junior.

Los encuentros en el Estadio Dhyanchand son parte de un torneo que podría considerarse menor. Pero eso no significa que Sole haya tenido una tarea fácil. El "jet-lag" tras haber volado del otro lado del mundo, algo que aún no ha logrado sobrellevar a pesar de haber arbitrado en casi treinta países, ha hecho que presentarse a los partidos de las 10 a.m haya sido más duro que lo habitual. Los partidos no han sido fáciles tampoco. El encuentro entre India y Canadá fue de mucho roce físico y requirió de toda la experiencia de Soledad para mantener las cosas calmas.

“Referear un partido es todo acerca de mantenerse calmo" sostiene "Es una fuente de orgullo sentir que no perdí el control del juego" Las situaciones estresantes son ciertamente comunes para Sole que se ejerció como abogada en lo penal antes de cambiarse a la rama civil del derecho. “Te das cuenta de que si podés mantener la calma cuando algunas de las más horribles evidencias se te presentan, seguramente podés hacer lo mismo en un deporte tan civilizado como el hockey" agrega. Eso significa que la referí de pelo prolijamente peinado en una "cola de caballo", prefiere mantener un diálogo fluido con los equipos durante el encuentro, antes que castigar a las jugadoras o usar el silbato.

Mantenerse en control es una cosa. Mantener el paso con el ritmo del partido es otra. Sole dice que la velocidad del juego se ha incrementado mucho desde que dirigió su primer encuentro casi quince años atrás. “Es necesario estar en el lugar indicado, en el momento indicado todo el tiempo, por lo que uno no puede desatender el estado físico. Durante los torneos hago ejercicios al menos una hora día por medio y en los días de partido, intento mantenerme tan activa como me sea posible" comenta. De todos modos, el trabajo duro se hace antes de que el torneo comience. "Cada fin de semana en casa en Argentina, dirijo partidos. Los sábados arbitro un par de encuentros de damas y los domingos participo en los de caballeros. En un nivel de hockey masculino de club como el que dirijo, los hombres son rudos y quitan un poco salvajemente. Si uno puede manejar eso, los partidos internacionales son sencillos", concluye.

En India, Sole abre su "laptop" tras los encuentros del día. Como para la mayoría de los árbitros, el hockey es su pasión y no una profesión de tiempo completo - su carrera en leyes sostiene económicamente su amor por arbitrar. Sin embargo, Soledad va un poquito más allá. “Otros árbitros por lo menos hacen algo de dinero. Yo en cambio, lo pierdo cada vez que participo en un torneo ya que cada vez que el evento sucede en medio de un caso en marcha, debo contratar a otro abogado que visite los juzgados o haga presentaciones por mi" asegura.

El costo real se lo lleva la vida familiar ya que está fuera de su casa un par de meses al año. Cinco meses después del nacimiento de su segundo hijo, Soledad debió arbitrar en la Copa del Mundo Femenina 2002 en Perth. Retomó sus entrenamientos un mes después del parto y se ejercitó diariamente para recuperar su estado a tiempo para la competencia, mientras su madre cuidaba del bebé. Si bien sus hijos, hoy de 17 y 9, han aceptado la carrera de su madre, el padre de los chicos no fue tan comprensivo. “Nos divorciamos tras 17 años juntos” cuenta. Solly está hoy casada con un entrenador de rugby que respeta su pasión por el juego. Sin importar qué, el día de Sole termina ahora con una larga llamada a casa.

Más allá de los largos períodos fuera de casa y las inseguridades financieras, lo que mantiene a Soledad motivada es el recuerdo de la final de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. "Esa final fue lo mejor que me pasó. Obviamente después de mis hijos" agrega con una sonrisa. "Me enteré sólo un día antes del partido. Fue un momento increñible e inesperado. Desde que comencé a referear, había sido un sueño estar en la final de una Copa del Mundo. Me había preparado apra quizás nunca tener la chance. Que llegara en mi primer Juego Olímpico en Atenas fue completamente inesperado. Fue un alivio que el partido fue todo lo perfecto que pudo ser. Tras dar el pitazo final me desmoroné en los brazos de Marelize (Marelize de Klerk, la segunda referí) y lloré” En Atenas, la sudafricana de Klerk era la oficial "senior". Sole se ve hoy a si misma en el rol de mentora. En competencias internacionales se ocupa de compartir habitación con la referí más "junior" del torneo. En el Preolímpico de Delhi, la aprendiz fue la neozelandesa Karen Bennett. “Revisamos los partidos en video y tratamos de ver dónde podríamos haber actuado mejor.”

Ciertamente es en el rol de mentor en el que Sole se ve en el futuro. A pesar de tener por delante por lo menos siete años más de arbitraje internacional (la política de la FIH obliga a que un árbitro se retire a los 47 años), Solly dice que planea dejar las canchas luego de los Juegos 2016. “Después de cuatro Juegos, habré logrado todo lo que pude haber deseado. Entonces será tiempo de entrenar a un nuevo grupo de árbitros" asegura.

Fuente: The Indian Express / Foto: Facebook (con Karen Bennett)

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