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miércoles, 8 de febrero de 2012

Aymar: “Siento la angustia de no poder jugar más estos torneos”


Tarde amaneció, como no pudo hacerlo desde que arrancó los entrenamientos para afrontar un frenético 2012. “El día después” de Luciana Aymar lo fue a medias: recién pudo despegarse de la cama pasado el mediodía de ayer. Su cara daba cuenta del cansancio pero también de la alegría tras haber obtenido el domingo su quinto Trofeo de Campeones en su Rosario natal, el último torneo oficial que disputó en Argentina como integrante de Las Leonas.

“Me preparé psicológicamente para ésto”, contó a la hora de detallar cómo fue el camino para llegar a afrontar este desafío. El comentario tiene que ver con el lado menos amable de la victoria, el de lo que será dejar de representar a Argentina luego de casi una década y media corriendo sobre el césped sintético con la camiseta celeste y blanca. “Siento la angustia de no poder jugar más estos torneos, donde están los mejores equipos del mundo. Realmente los disfruto muchísimo”, lamentó Lucha. A pesar de esa pasión por competir y dar todo con Las Leonas, Aymar le puso fecha de cierre a su ciclo y sabe que dejará el equipo después de participar en los Juegos Olímpicos de Londres . Nuevamente vaticinó que tendrá una sensación de vacío y también habló de “los días que se van acortando”, a medida que se acerca el plazo que ella misma fijó para finalizar su trayectoria.

Para Lucha, el torneo que culminó este domingo en Rosario fue la posibilidad de cumplir un sueño más en su carrera como deportista de alta competencia. Después de la hazaña, admitió: “Pensar en ganar otra vez en mi ciudad, con toda mi gente, parecía algo imposible”. El correr de los partidos y el triunfo final ante Gran Bretaña lograron que ese recuerdo de lo que pasaba por su cabeza hace apenas dos semanas tomara otro color. “Lo imposible no existe, es algo que uno se pone en la cabeza”, aseguró, para rectificarse en voz alta.

Tras consagrarse como la mejor jugadora del torneo y de festejar junto al plantel que dirige Carlos Retegui, Aymar confesó que terminó “rota” tras los seis partidos que Argentina disputó en apenas ocho días. Acumuló un desgaste importante y fue protagonista de una escena particular tras el choque por las semis con Holanda, cuando se cambió de asiento en la conferencia de prensa y terminó acalambrada en su pierna izquierda. Risueña, fue asistida por Retegui, quien la ayudó a elongar mientras su compañera Belén Succi y los periodistas que estaban en el salón del estadio Mundialista presenciaban un momento que daba cuenta del esfuerzo físico y mental que hizo en el campeonato.

Es lunes y hace un calor infernal en Rosario. Pero Aymar, por fin, se distiende y cuenta: “De verdad que no sabía cuántos Trofeos de Campeones había ganado. Cuando me dijeron que eran cinco me sorprendió. Y también me dijeron que el número es récord y que lo comparto con dos australianas. Está bueno todo eso pero no nos tenemos que olvidar del gran objetivo del año”.

Un día después, ¿qué análisis hacés de la final? Me sorprendió que Gran Bretaña no nos atacara más. Creo que nosotras jugamos muy bien y fuimos muy inteligentes. Me parece que ganamos con justicia.

Es el momento de la distensión para la gran estrella del hockey mundial. Ya bien despierta, después de cambiarse y de ponerse una remera de color fucsia y unos shorts negros, se mueve lentamente. “Es que estoy rota”, insiste mientras su novio, Miguel Gurfi, la acompaña. Sus padres la esperan para almorzar en el departamento que la familia tiene en el centro de Rosario. Hay planes de vacaciones y Aymar elegirá la costa atlántica para relajarse y recargar las pilas. “Fue la despedida ideal. Todo salió mejor de lo que esperábamos”, expresa.

¿Este Trofeo de Campeones en tu ciudad fue otro capítulo de la película de tu vida? Y sí. El torneo se iba a hacer en Mar del Plata y después en Córdoba. Cuando me confirmaron que se haría en Rosario, dije: “Bueno, por algo será”.

¿Qué sentiste cuándo la gente pidió que siguieras jugando con la camiseta de la Selección argentina? Mucha emoción. Pero ya está. Sólo queda Londres.

Fuente: Clarín

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