Con tanto frío que hace en el Estadio Mundialista de Rosario, uno al menos esperaría que el espectáculo tenga algo de emoción. Sin embargo se ve que el memo con esa data no les llegó a las chicas de Japón y Nueva Zelanda que empataron 2 - 2 en el último partido de la jornada.
Hubo que esperar 14' para que pasara algo más que el pelotazo en la cara que terminó con Yamamoto afuera de la cancha al inicio del encuentro. Harrison clavó lo que parecía un golazo de canto pero se olvidó de un detalle: ¡el gol sólo vale desde adentro del área!
Mientras tanto el partido trascurría en modo Flipper: una serie de rebotes y desaciertos en el medio campo que terminaban por resolverse en pelotas largas intrascendentes que se perdían por la línea de fondo.
Así, el primer tiempo terminó con un vacío 0 - 0 y los pocos en el estadio preguntandose el por qué de semejante tortura cuando se puede estar calentito en casa.
El segundo tiempo trajo más de lo mismo pero por suerte llegaron cuatro goles, dos por lado, para hacer las cosas un poco más amenas y equitativas.
A los 46' Chiba se chivó y puso un tiro elevado por encima de la arquera y el partido 1-0 para Japón. Casi 10' después las niponas obtuvieron su segundo gol tras un push de Nakashima que por fin pudo conectar un desvío. Japón ganaba por 2 - 0 pero la diferencia era absurda para lo hecho en cancha. Y las "Black Sticks" no permitirían semejante injusticia.
En tan sólo tres minutos y con dos jugadas rápidas, Nueva Zelanda empató las cosas a través de Forgesson y Sharland. La pregunta del millón es ¿por qué no se acordaron antes así no nos moríamos del embole en el primer tiempo?
Con la esperanza de que el partido se abriría nos dispusimos a ver lo que quedaba del encuentro. Pero desgraciadamente, el partido terminó como empezó: un aburrido empate.
Foto: FIH - Stanislas Brochier
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