Mirá la nota de Gastón Saiz, periodista de La Nación con Luciana Aymar tras el cambio de cuerpo técnico, publicada hoy...
El lunes se abrirá una nueva era en las Leonas. Una etapa distinta que alumbró de manera inesperada. Al comando estará Emanuel Roggero en reemplazo de Marcelo Garraffo , cuyo ciclo fue interrumpido abruptamente por el presidente de la Confederación Argentina de Hockey, Aníbal Fernández .
La capitana Luciana Aymar fue siempre proclive a la continuidad de Garraffo e incluso, junto con Rosario Luchetti y Macarena Rodríguez -otras dos grandes referentes-, trató de convencer al senador para que revisara su postura y lo mantuviera en el cargo, pero no hubo caso. Más allá de estos temblores, que significaron la paralización misma de este seleccionado en su preparación a la World League 3, la mejor jugadora de la historia nunca dudó de su compromiso en el seleccionado. El enroque de piezas le dolió mucho, aunque quiere seguir siendo fiel a la camiseta celeste y blanca. El tiempo dictará las consecuencias.
-¿Cómo fue la despedida con Garraffo ante este cierre de ciclo tan abrupto?
-La última vez que hablé con él fue el viernes pasado, cuando fuimos al entrenamiento y el cuerpo técnico nos informó que no iba a seguir. Nadie sabía nada y fue toda una sorpresa, por más que cuando hablamos con Aníbal el viernes a la tarde para preguntarle por qué había tomado esa decisión, nos dijo que siempre lo había anticipado en sus notas. Igual, el equipo, e incluso el cuerpo técnico, tenían un dejo de ilusión de que por ahí seguiríamos así, por lo menos hasta la World League que tenemos en un mes en Londres. Pero Aníbal nos dijo que era una decisión tomada.
-¿Pensás que este cambio de cuerpo técnico les va a afectar como equipo,con una competencia tan cercana en el calendario?
-Además de la sorpresa, a nosotras nos provocó malestar que nadie nos haya avisado antes de que sucedieran estas cosas, más por la cercanía de la World League. Al margen de eso, somos un grupo que sabe adaptarse a todo. Realmente somos un equipo muy fuerte de la cabeza. Ojalá sea una más de esas cosas y el equipo se sepa adaptar para encarar el torneo.
-Ya lo tuviste a Roggero en Quilmes. ¿Qué diferencias y qué similitudes le encontrás con Garraffo a la hora de conducir el grupo?
-A Roggero lo tuve dos años y medio en Quilmes, desde 2005. Siempre tuve una buena relación, de mucho respeto. Tanto él como mis compañeras me ayudaron mucho en Quilmes, porque fue la primera vez que tomé la decisión de quedarme a jugar en la Argentina de manera profesional. En aquel momento sentí de su parte una contención hacia mí. Es un entrenador que sabe conducir bien al grupo, aunque no quiero hacer comparaciones. Como jugadora, una debe adaptarse a cada entrenador que tiene.
Por otro lado, me da mucha pena el poco tiempo de trabajo que tuvieron tanto Marcelo (Garraffo), como sus colaboradores, Lalo Junquet, Fabián Jeanneret y el resto de los chicos, para plasmar su idea en el seleccionado, que era un muy buen proyecto. Son buena gente, tenían un muy lindo objetivo. Lamentablemente las cosas se dieron así; ojalá que esto no vuelva a suceder y que nadie tenga que volver a pasar por estas situaciones. Ahora hay que adaptarse a Manucho (Roggero), a Pachu (Ferrari, ayudante de campo), a Rodrigo (Buich, preparador físico). El seleccionado tendrá que abrir la mente, pensar en positivo y adaptarse a esta nueva conducción.
-¿Creés que al equipo le va a costar cambiar el chip en el aspecto táctico?
-No sé lo que van a proponer Roggero o Pachu Ferrari a nivel táctico. Lo de Marcelo estaba bueno, lo entendimos y lo tratábamos de llevar a la práctica. Los primeros partidos en Rosario fueron de prueba, y en los últimos, hace unas semanas en la gira por Nueva Zelanda, él había quedado contento porque pudimos cristalizar en la cancha lo que nos proponía. Yo pasé por muchísimos entrenadores y siempre traté de adaptarme a lo que me iban pidiendo para forjar un crecimiento en mi juego. Ahora, el equipo tendrá que seguir manteniendo lo que nos transmitió el cuerpo técnico anterior, que son cosas muy buenas y nos sirvieron mucho para progresar y hacer algo diferente, y tratar de adaptarse. No creo que lo de Roggero sea muy diferente a lo de Garraffo.
Fuente: La Nacion
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